sábado, 23 de mayo de 2015

Monseñor Oscar Arnulfo Romero en la poesía


ROMERO EN LA POESÍA

Monseñor Oscar Arnulfo Romero, su vida y su martirio fueron retomados por artistas, músicos y poetas. Uno de los poemas más emblemáticos fue el escrito por Monseñor Pedro Casaldáliga sacerdote y además poeta brasileño.
Romero forma parte ya de la cultura artística y popular. Su apasionante figura combina virtudes cristianas como la compasión, la humildad, la fe;  pero también valores ciudadanos como la justicia, la libertad, los derechos humanos, la dignidad y la verdad. Romero se convirtió en musa, de muchos poetas.
Salvadoreñas y salvadoreños han escrito números poemas dedicados a Mons. Romero que será beatificado e 23 de Mayo por la Iglesia Católica. Poemas que han corrido de mano en mano, en fotocopias, libros, memes de Facebook, popularizando su contenido lleno de emociones, metáforas e imágenes. Recitales y canto a Mons. Romero fueron presentados en Abril y Mayo en el Museo de Antropología y el Teatro Nacional, moviendo sinergias de cantores, cantoras, poetas y bailarinas.
Algunos de estos poetas son personas que le conocieron, le escucharon, le siguieron. Otros no, eran pequeños o jóvenes, otros como Jesús Martínez, que ni siquiera habían nacido pero su figura les inspiró a escribir versos como estos:

OSCAR ROMERO
Oscar,
herido por el tiempo recogiste el pan  eucarístico,
el verbo hecho sangre, carne desnuda y lacerada, 
el Cristo Crucificado con el Pueblo.
Las campanas de Rutilio resonando en tu cabeza,
Palpitar de cinco siglos agolpados.

“Quizás los asesinos estén escuchando mis palabras”
-dijiste-
“Quiero decirles que los queremos, hermanos asesinos
y rezamos para que se arrepientan de corazón”

Tu voz, aliento de luz, profunda y nutricia
nos entrega el nuevo credo, santo y verdadero,
construir el nuevo cielo, pretendido y esperado,
el reino de Dios en la tierra,
la liberación y redención de nuestro pueblo,
la dignidad humana, la unión fraterna, la libertad.

Entregado al dolor, inmolado,
eres el grano que produce la cosecha,
nos alimenta para dar nuestra sangre y nuestro cuerpo
al sufrimiento y la esperanza,
Para que el  amanecer se convierta en la soñada realidad.
 
Limpio, iluminado, trasfigurado,
tu muerte redentora nos llena de vida
en el amor del Dios hecho hombre
y del hombre alcanzado por la santidad de Dios.
Eres en todos el sacrificio del Cristo colectivo,
eternamente resucitado.

Oscar, ruega por nosotros.
La tiniebla defiende a toda costa
el tobillo de barro de la estatua que soñó Nabucodonosor.
Oscar, danos siempre la esperanza
todavía
nos habita
la sombra.

Otros poemas, como el escrito por Jim Casalbe recrean la historia de represión y terror vivida en nuestro país en la década de los ochentas, durante la guerra y como esta alcanzó a religiosas y religiosos.

ROMERO REQUIEM
-A Monseñor Romero-

Presumimos la risa de los que morimos vivos
pensamos que tu muerte nos dolerá siempre
en el rumor que anda y desanda los vítores
que la justa batalla muestra en lontananza,

Plomos lluevan sobre los malvados cabecillas
como señal de tortura que los borre eternos
que caigan junto a su estirpe de psicópatas
que se pudran con sus envenenadas lenguas,

Por Romero, Grande, las Mariknoll y los Jesuitas
por quienes ofrendaron sus vidas muy temprano
por los que fundaron el difícil sueño de ser libres
y que jamás pensaron que daríamos la guerra,

De pie se quedan los anhelos y corriendo vamos
por las sendas oscuras del secreto guerrero
que nos bendigan las incendiadas luciérnagas
porque en el desarme del esqueleto andamos,

Presumimos que sus voces guiarán los nervios
susurrándonos la gran emboscada del diablo
para que nuestra piel morena sobreviva al fuego
y los nietos del jaguar sepan de otra historia

Que sus oraciones surquen los buenos caminos
y nunca nos extraviemos en el laberinto patrio
porque nos vienen jornadas que serán muy largas
y el temor a dormirnos nos mantenga en alerta,

Que su ejemplo nos levante cuando decaigamos
al sentir que las traiciones nos cercenen la idea
y que siempre estemos tres o un millón unidos
alrededor de lo que dicten sus buenos pasos.

Romero también es esperanza para los perseguidos, estigmatizados, asesinados de hoy así lo expreso la poeta Silvia Matus, retomando cantos de la Misa popular (salvadoreña) y la misa campesina (nicaragüense).

DOMINGO EN CATEDRAL

Domingo en catedral
quietud de catacumbas
lienzos de fe
confortando el agobio.
Y Romero al centro
sotana llena de codornices
cubre amorosa
rebeldes
dolientes
creyentes
descreídos.
“Vamos todos al banquete,
al banquete
de la creación”.
Putas y tullidos
sordos y sidosos
maricas y lesbianas.
“Cada cual con su taburete
a su cosecha de amor
vamos a la milpa del señor.

Romero: denostado por unos, querido por otros será entre otras cosas inspiración de bardos, de poetas, hasta donde alcance la memoria.

Silvia Ethel Matus.




martes, 19 de mayo de 2015

TRECE AVENIDA NORTE.

Las ciudades capitales son este territorio claroscuro donde viven, sobreviven, caminan o se arrastran infinidad de personajes y donde se dan infinitas situaciones ajenas a la moralidad conservadora y el orden imperante. Aquí estos poemas inspirados en el Centro de San Salvador y una de sus calles más emblemáticas, la 13 avenida norte, lugar de amores y escarceos amorosos. 

CENTRO DE SAN SALVADOR

Amo esta ciudad
con sombra de almendros, aceitunos y mangos
con el vicio asomando entre ventanas
y la virtud mendigando una moneda.
Por la noche los indigentes asaltan sus camas de cemento
por el día los callejones malolientes descubren sus manjares.

Amo sus canastos llenos de ciruelas y guayabas
y sus mujeres que tienen un cuchillo y un príncipe.
Amo los pregones y el sol lacerante
el polvo, el smog, los charcos y mercados
los zapateros remendones y sus salones de baile.

Amo esta ciudad violenta
que clama una caricia, un beso de miel y bálsamo
para su llaga abierta.
¡Amo esta ciudad!.

23-10-2012

13 AVENIDA.  LA RUE DEL AMOR

Calle umbría
en la tarde se solaza la lengua del sol en tus aceras
las cortinas se mecen al vaivén del aire
furtivamente o descaradas
las parejas
compran la intimidad en descascarados cuartos
con pastillas de jabones olorosos
para una sola vez

Lechos con sábanas curtidas
los amantes lejos de los ojos
o los dedos que niegan
ese pulso indómito atado al animal
con pelos garras y hoc icos
jadeante
acezante
adelante
atrás
en los costados

Cuerpos confundidos embisten
insisten
resisten
sudores que galopan entre el sueño y el desvelo
manos, piernas, muslos
lubricados de deseo

Pieles que se incendian
sexos que se llaman
cóncavo y convexo
ojal y aguja
circulo y cilindro
hasta acoplarse en armonioso ritmo

Traca, traca, traca
traca, traca, traca
traca, traca, traca
se escucha en el silencio

Afuera el mundo sigue
con sus muertos y sus risas
sus afanes
pero ellos acaban de robarle a la eternidad
un segundo de luz.

21-04-2015

13 AVENIDA. NANA DE SANSIVAR

Ella camina sobre tacones dorados
rasgando el aire azul
tic, toc, tic, toc
inquietos pies sobre el cemento,
la espera fuma un cigarrillo
y otea tras su hombro:
nadie
ni aquel bizarro jóven
o el obrero señudo
nadie.

Ella se despereza y entra al bar
una cerveza para apaciguar las ganas
o la sed
la espera saca su celular
y se sienta al fondo.

Un hombre
con ojos de brillante jade
repara en la bella,
se acerca y le musita
caracoles
mariposas
pájaros,
una corriente eléctrica le recorre el sexo,
minutos desmayados de calor.

La espera guarda el celular y escucha:
-Sin gorrito ¿cuanto?-
- No, con gorrito-
-Te daré más mi vida-
-No ya te dije que no-
El hombre se mira los zapatos
lo empuja el hambre de un abrazo y otras cosas:
-Vaya-.

La espera se enrosca  y ronronea
en el tejado tibio del hotel
la canción triste
termina en la rocola.

22-04-2015

13 AVENIDA. TRANS

Piernilarga se arregla el escote
se sube los pechos siliconas
balancea su cartera de piel falsa de lagarto
mirada de rimmel se posa en el hombre del auto
coqueta sonrisa ilumina la noche.

El auto se mueve
ella lo persigue
lo asedia con su perfume lavanda
su voz melodiosa
canto
terciopelo.

La puerta se abre solícita
ansias de pecado
urgencias de carne
un faro ilumina

la trece avenida.

lunes, 13 de abril de 2015

Lo femenino en Galeano

Lo femenino en Galeano

Como Saramago, o Hannah Arendt, Eduardo Galeano fue un ser luminoso, en el sentido de iluminar la larga noche del fascismo las dictaduras o el neoliberalismo y darle de comer a la esperanza de sus lectores y lectoras a través de sus letras.

Galeano, fue un extraordinario narrador, un memorioso de nuestra historia de la América que logró plasmar en sus crónicas, relatos, ensayos, libros, etc. Como humano sufrió con el dolor de la América y el Caribe, se esperanzó con sus luchas y sus logros. Soñó con una diversidad de mundos dentro del mundo: lo mestizo, lo indio, lo negro, lo blanco, en  español, creole, portugues, francés, reivindicó las mezclas, los cruces de camino, también el mundo de las mujeres.

En sus narraciones de Memorias del Fuego I y II  Galeano alude a lo femenino en muchos de sus relatos, por ejemplos sobre las esclavas de Surinam: “Antes de escapar, las esclavas roban granos de arroz y de maíz, pepitas de trigo, frijoles y semillas de calabazas. Sus enormes cabelleras hacen de graneros. Cuando llegan a los refugios abiertos en la jungla, las mujeres sacuden sus cabezas y fecundan, así, la tierra libre”. 

O la heroína negra brasileña Jacinta: ”Ella consagra la tierra que pisa. Jacinta de Siqueira, africana del Brasil, es la fundadora de esta villa del Príncipe y de las minas de oro en los barrancos de Quatro Vintens. Mujer negra, mujer verde, Jacinta se abre y se cierra como planta carnicera tragando hombres y pariendo hijos de todos los colores, en este mundo sin mapa todavía. Avanza Jacinta, rompiendo selva, a la cabeza de los facinerosos que vienen a lomo de mula, descalzos, armados de viejos fusiles, y que al entrar en la mina dejan la conciencia colgada de una rama o enterrada en una ciénaga: Jacinta, nacida en Angola, esclava en Bahía, madre del oro de Minas Gerais.”

O el relato sobre la  Pacha Mama: “En el altiplano andino, mama es la Virgen y mama son la tierra y el tiempo. Se enoja la tierra, la madre tierra, la Pachamama, si alguien bebe sin convidarla. Cuando ella tiene mucha sed, rompe la vasija y la derrama. A ella se ofrece la placenta del recién nacido, enterrándola entre las flores, para que viva el niño; y para que viva el amor, los amantes entierran cabellos anudados. La diosa tierra recoge en sus brazos a los cansados y a los rotos, que de ella han brotado, y se abre para darles refugio al fin del viaje. Desde abajo de la tierra, los muertos la florecen”

Con frescura, asombro, erotismo, desprejuicio, Galeano recupera, recrea nombra, las historias pequeñas, las invisibles sobre nosotras, las mujeres en la extensión de tierras y mares de esta América que sobrevive y se vive con sus esperanzas abiertas. Las mujeres hemos perdido a un aliado, efectivamente su última obra era “Mujeres, Antología”, a presentarse en España este jueves. Aquí uno de esos relatos:

“Sherezade:
Por vengarse de una, que lo había traicionado, el rey degollaba a todas. En el crepúsculo se sacaba y al amanecer enviudaba. Una tras otra, las vírgenes perdían la virginidad y la cabeza.
Sherezade fue la única que sobrevivió a la primera noche, y después siguió cambiado un cuento por cada nuevo día de vida.
Esas historias, por ella escuchadas, leídas o imaginadas, la salvaban de la decapitación. Las decía en voz baja, en la penumbra del dormitorio, sin más luz que la luna. Diciéndolas sentía placer, y lo daba, pero tenía mucho cuidado. A veces, en pleno relato, sentía que el rey le estaba estudiando el pescuezo. Si el rey se aburría, estaba perdida. Del miedo a morir nació la maestría de narrar”.

Silvia Ethel Matus, poeta, feminista y socióloga.