“Dios ha muerto”,
fue una frase del filósofo alemán Nietzche que el movimiento estudiantil del 68,
popularizó en la primavera de París. ¿Es cierto que Dios ha muerto? O las
personas se han desencantado de las mediaciones de las Iglesias que promulgan
la palabra de Dios.
“Dios es mujer y
negra”, expresa Eduardo Galeano, rompiendo paradigmas raciales y sexistas sobre
Dios.
En todo caso las
búsquedas a una espiritualidad alternativa son constantes. Así lo atestiguan
mujeres Teólogas, convocadas al XIV Congreso Latinoamericano sobre religión y etnicidad, realizado en
nuestro país.
Las Teólogas feministas
compartieron visiones y emociones sobre una espiritualidad “no patriarcal”, que
cuestiona las religiones tradicionales católicas y pentecostales, así como los
supuestos de la teología de la liberación. Así expresan, que para estas
religiones las sociedades están
divididas en clases sociales alta, media y baja o pobres, pero no toma en
cuenta otra división fundamental que marca relaciones de poder, tales son las diferencias
entre hombres y mujeres. Las teólogas hablaron de los aportes del feminismo en
la construcción de una nueva teología y espiritualidad que tome en cuenta a las
mujeres, sus cuerpos, pensamientos y sentimientos.
La Teóloga feminista Miriam Gaspar, radicada
en El Salvador, nos explica de la existencia de 4 arquetipos de mujeres: El de María,
Hera, que significa madre, vientre, reproductora y a ratos controladora. El de
Hetera, Venus, que significa la sensualidad, el cuerpo, la belleza, la sexualidad,
la Eva. El de la Amazona, guerrera, sobreviviente. Y el de la sabia, tendiente a la
introspección, la poesía, la sensibilidad. Y nos dice que las Iglesias han
abordado los paradigmas de Hera y Hetera, pero no el de la Amazona y la sabia y
que más bien les teme. Las religiones como la Católica acotan estos paradigmas
a que María es el modelo, es virgen y madre y Eva es la pecadora. Siendo que cada una de nosotras es madre, sabia, hetera,
sensual, guerrera. De ahí que las mujeres debemos encontrar nuestro propio
centro y descubrir “el pozo de su ser más profundo, que se amisten con su
sombra”.
Otra teóloga
feminista Ana Leuterman, expuso su investigación sobre como las mujeres
mexicanas creyentes y organizadas perciben a Dios. En primer lugar las mujeres
rechazan la autoridad ciega de la Biblia y las autoridades y se instalan en la
sospecha. Además estas mujeres cuestionan las metáforas masculinas de Dios.
Algunas lo perciben como un Dios padre y madre. No conciben a Dios como externo
y arriba, sino un “Dios de carne y hueso, Dios en lo cotidiano en los besos y
abrazos”. Este lo perciben en las
relaciones y encuentros profundos entre mujeres. Identifican a Dios con el
compartir, y colocan a un Dios de Amor
versus un Dios de obediencia. La teóloga planteó que las mujeres han
descubierto la divinidad internamente, “descubrir la voz dentro de mí”. Las
mujeres indígenas expresan que encuentran a Dios en la naturaleza. Las mujeres
se encuentran a Dios por medio del cuerpo. , “han experimentado a Dios en sus genitales,
en el orgasmo”. Dios es trascendencia e inmanencia, con relación al cuerpo
expresó Leuterman. Y finalizó con que “Los cuerpos enamorados tienen mucho que
agregar en la búsqueda de Dios”.
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