jueves, 2 de julio de 2020

MUJERES EN LA SALUD Y SIMBOLISMO SEXISTA



Carmen, médica, tiene la huella de una mordida en su muñeca. La mordida se la hizo su hijo autista a quien tiene que atender después de la consulta médica en un Centro de salud. Jenifer, joven enfermera, que forma parte del equipo que asiste a casos de COVID-19 en el hospital, teme que al llegar a su casa pueda infectar a su esposo e hijxs. Estas mujeres son de las muchas protagonistas silenciosas en la lucha por la salud y la vida durante la pandemia. Sin embargo, en las plataformas virtuales como Facebook, Twitter, etc. la imagen de la lucha contra la pandemia de COVID-19 es la de un médico (hombre) cargando el mundo a sus espaldas. Usualmente los medios de comunicación se refieren a quienes cuidan directamente a las y los enfermos de COVID-19, como el personal de “primera línea de médicos y enfermeras”. Ellos como Don Quijote con su Lanza en ristre contra el virus. Ellos protagónicos, ellas como apoyo. Así las mujeres, en una coyuntura tan importante como la pandemia del COVID-19 somos invisibilizadas en los símbolos y el lenguaje, a pesar de tener una largo camino recorrido en la salud, que parte de las antiguas chamanas y diosas de la curación. Y a pesar que actualmente somos las que asistimos, junto a los hombres a las y los enfermos de COVID-19 en todos sus estadios; como médicas, enfermeras, anestesistas, en la limpieza, amén de la importancia de las psicólogas, las educadoras de la salud, que tienen un papel decisivo en la prevención y contención de la pandemia, y que no se no consideran visibles a la hora de la representación.

Las mujeres existimos en todas las áreas de la vida social y ¿cual es la realidad en nuestro país en relación a la presencia de mujeres en las carreras de la salud?. Según datos del Registro Nacional de las Personas Naturales, un 72% del personal de salud son mujeres un 28% son hombres. La rama de salud que tiene que ver con los cuidados, igual que la de educación, es mayoritariamente femenina. Visto en detalle por ejemplo en la profesión de enfermería el 91.26% son mujeres, el 8.74% son hombres. En la profesión de medicina un 52% son médicos y un 48% son médicas. En las otras carreras como laboratorio clínico, sicología, educador/a de la salud, la mayoría son mujeres. Podríamos decir que en la rama de salud hay una segregación horizontal considerando que existe una enorme base femenina que realiza de muchas maneras el trabajo de cuidados en salud, y muchas veces percibiendo pobres remuneraciones. Según la DIGESTYC, las mujeres ganan $53.00 menos que los hombres.

En relación a los puestos de toma de decisión en la Salud pública, tenemos que en el Ministerio de Salud hay una viceministra de los tres funcionarios directivos. Un 23,33% de los hospitales de MINSAL está jefeado por mujeres, un 76.67% está dirigido por hombres, aquí hay una segregación vertical, en el sentido en que mas hombres que mujeres se ubican en el lugar de la toma de decisiones y posiblemente perciben mejores salarios. Esta relación desfavorable a las mujeres, se revierte claramente en la Dirección del Sistema Nacional Integrado de Salud, SNIS, conformado por instituciones del sector salud como el Ministerio de Salud, el Comando de Sanidad Militar, El Instituto Salvadoreño de Bienestar Magisterial, el Instituto Salvadoreño del Seguro Social -ISSS-, FOSALUD, El Instituto Salvadoreño de Rehabilitación Integral -ISRI y, el Sistema Nacional de Emergencias, aquí encontramos dirigiendo a 4 mujeres y tres hombres.

La participación de las mujeres en lo relacionado a la salud no debe ser invisibilizada, pues tiene una importancia cuantitativa y cualitativa. Los mejores resultados en cuanto al manejo de la pandemia que se traduce en menor número de infectados y menor número de muertxs por COVID-19, están en algunos países dirigidos por mujeres, tales como: Alemania, Finlandia, Taiwan, Nueva Zelanda, Noruega, Islandia y Dinamarca. ¿Cambiará en los próximos años el imaginario sexista de la representación y las mujeres podremos aparecer a la par de los hombres en los desafíos que están por venir?. Esperemos que sí, la lucha continúa.
Silvia Ethel Matus.