En homenaje al Pueblo Palestino y su lucha por sobrevivir. A sus niñas, niños, mujeres y hombres víctimas de los bombardeos israelíes.
MI CIUDAD ESTA TRISTE. FADWA TUQAN poeta palestina
El día en que conocimos la muerte y la traición,
se hizo atrás la marea,
las ventanas del cielo se cerraron,
y la ciudad contuvo sus alientos.
El día del repliegue de las olas; el día
en que la pasión abominable se destapara el rostro,
se redujo a cenizas la esperanza,
y mi triste ciudad se asfixió
al tragarse la pena.
Sin ecos y sin rastros,
los niños, las canciones, se perdieron.
Desnuda, con los pies ensangrentados,
la tristeza se arrastra en mi ciudad;
el silencio domina mi ciudad,
un silencio plantado como monte,
oscuro como noche;
un terrible silencio, que transporta
el peso de la muerte y la derrota.
¡Ay, mi triste ciudad enmudecida!
¿Pueden así quemarse los frutos y las mieses,
en tiempo de cosecha?
¡Doloroso final del recorrido!
El día en que conocimos la muerte y la traición,
se hizo atrás la marea,
las ventanas del cielo se cerraron,
y la ciudad contuvo sus alientos.
El día del repliegue de las olas; el día
en que la pasión abominable se destapara el rostro,
se redujo a cenizas la esperanza,
y mi triste ciudad se asfixió
al tragarse la pena.
Sin ecos y sin rastros,
los niños, las canciones, se perdieron.
Desnuda, con los pies ensangrentados,
la tristeza se arrastra en mi ciudad;
el silencio domina mi ciudad,
un silencio plantado como monte,
oscuro como noche;
un terrible silencio, que transporta
el peso de la muerte y la derrota.
¡Ay, mi triste ciudad enmudecida!
¿Pueden así quemarse los frutos y las mieses,
en tiempo de cosecha?
¡Doloroso final del recorrido!
LA NIÑA / EL GRITO. MAHMUD
DARWISH. Poeta palestino
En la playa
hay una niña, la niña tiene familia
Y la familia
una casa.
La casa
tiene dos ventanas y una puerta...
En el mar,
un acorazado se divierte cazando a los que caminan
Por la
playa: cuatro, cinco, siete
Caen sobre
la arena. La niña se salva por poco,
Gracias a
una mano de niebla,
Una mano no
divina que la ayuda. Grita: ¡Padre!
¡Padre!
Levántate, regresemos: el mar no es como nosotros.
El padre,
amortajado sobre su sombra, a merced de lo invisible,
No responde.
Sangre en
las palmeras, sangre en las nubes.
La lleva en
volandas la voz más alta y más lejana de
La playa.
Grita en la noche desierta.
No hay eco
en el eco.
Convierte el
grito eterno en noticia
Rápida que
deja de ser noticia cuando
Los aviones
regresan para bombardear una casa
Con dos
ventanas y una puerta.
http://www.contrapunto.com.sv/opinion/tribuna/que-le-importa-palestina-a-el-salvador