ROMERO EN LA POESÍA
Monseñor Oscar Arnulfo Romero, su vida y su martirio fueron
retomados por artistas, músicos y poetas. Uno de los poemas más emblemáticos fue el
escrito por Monseñor Pedro Casaldáliga sacerdote y además poeta brasileño.
Romero forma parte ya de la cultura artística y popular. Su
apasionante figura combina virtudes cristianas como la compasión, la humildad,
la fe; pero también valores ciudadanos
como la justicia, la libertad, los derechos humanos, la dignidad y la verdad.
Romero se convirtió en musa, de muchos poetas.
Salvadoreñas y salvadoreños han escrito números poemas
dedicados a Mons. Romero que será beatificado e 23 de Mayo por la Iglesia
Católica. Poemas que han corrido de mano en mano, en fotocopias, libros, memes
de Facebook, popularizando su contenido lleno de emociones, metáforas e
imágenes. Recitales y canto a Mons. Romero fueron presentados en Abril y Mayo
en el Museo de Antropología y el Teatro Nacional, moviendo sinergias de
cantores, cantoras, poetas y bailarinas.
Algunos de estos poetas son personas que le conocieron, le
escucharon, le siguieron. Otros no, eran pequeños o jóvenes, otros como Jesús
Martínez, que ni siquiera habían nacido pero su figura les inspiró a escribir
versos como estos:
OSCAR ROMERO
Oscar,
herido por
el tiempo recogiste el pan eucarístico,
el verbo
hecho sangre, carne desnuda y lacerada,
el Cristo
Crucificado con el Pueblo.
Las campanas
de Rutilio resonando en tu cabeza,
Palpitar de
cinco siglos agolpados.
“Quizás los
asesinos estén escuchando mis palabras”
-dijiste-
“Quiero
decirles que los queremos, hermanos asesinos
y rezamos
para que se arrepientan de corazón”
Tu voz,
aliento de luz, profunda y nutricia
nos entrega
el nuevo credo, santo y verdadero,
construir el
nuevo cielo, pretendido y esperado,
el reino de
Dios en la tierra,
la
liberación y redención de nuestro pueblo,
la dignidad
humana, la unión fraterna, la libertad.
Entregado al
dolor, inmolado,
eres el
grano que produce la cosecha,
nos alimenta
para dar nuestra sangre y nuestro cuerpo
al
sufrimiento y la esperanza,
Para que
el amanecer se convierta en la soñada
realidad.
Limpio,
iluminado, trasfigurado,
tu muerte
redentora nos llena de vida
en el amor
del Dios hecho hombre
y del hombre
alcanzado por la santidad de Dios.
Eres en
todos el sacrificio del Cristo colectivo,
eternamente
resucitado.
Oscar, ruega
por nosotros.
La tiniebla
defiende a toda costa
el tobillo
de barro de la estatua que soñó Nabucodonosor.
Oscar, danos
siempre la esperanza
todavía
nos habita
la sombra.
Otros poemas,
como el escrito por Jim Casalbe recrean la historia de represión y terror
vivida en nuestro país en la década de los ochentas, durante la guerra y como
esta alcanzó a religiosas y religiosos.
ROMERO
REQUIEM
-A Monseñor
Romero-
Presumimos
la risa de los que morimos vivos
pensamos que
tu muerte nos dolerá siempre
en el rumor
que anda y desanda los vítores
que la justa
batalla muestra en lontananza,
Plomos
lluevan sobre los malvados cabecillas
como señal
de tortura que los borre eternos
que caigan
junto a su estirpe de psicópatas
que se
pudran con sus envenenadas lenguas,
Por Romero,
Grande, las Mariknoll y los Jesuitas
por quienes
ofrendaron sus vidas muy temprano
por los que
fundaron el difícil sueño de ser libres
y que jamás
pensaron que daríamos la guerra,
De pie se
quedan los anhelos y corriendo vamos
por las
sendas oscuras del secreto guerrero
que nos
bendigan las incendiadas luciérnagas
porque en el
desarme del esqueleto andamos,
Presumimos
que sus voces guiarán los nervios
susurrándonos
la gran emboscada del diablo
para que
nuestra piel morena sobreviva al fuego
y los nietos
del jaguar sepan de otra historia
Que sus
oraciones surquen los buenos caminos
y nunca nos
extraviemos en el laberinto patrio
porque nos
vienen jornadas que serán muy largas
y el temor a
dormirnos nos mantenga en alerta,
Que su
ejemplo nos levante cuando decaigamos
al sentir
que las traiciones nos cercenen la idea
y que
siempre estemos tres o un millón unidos
alrededor de
lo que dicten sus buenos pasos.
Romero
también es esperanza para los perseguidos, estigmatizados, asesinados de hoy
así lo expreso la poeta Silvia Matus, retomando cantos de la Misa popular
(salvadoreña) y la misa campesina (nicaragüense).
DOMINGO EN
CATEDRAL
Domingo en
catedral
quietud de
catacumbas
lienzos de
fe
confortando
el agobio.
Y Romero al
centro
sotana llena
de codornices
cubre
amorosa
rebeldes
dolientes
creyentes
descreídos.
“Vamos todos
al banquete,
al banquete
de la
creación”.
Putas y
tullidos
sordos y
sidosos
maricas y
lesbianas.
“Cada cual
con su taburete
a su cosecha
de amor
vamos a la
milpa del señor.
Romero: denostado
por unos, querido por otros será entre otras cosas inspiración de bardos, de
poetas, hasta donde alcance la memoria.
Silvia Ethel
Matus.
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