Y DIOS ME HIZO MUJER
de pelo largo,
ojos,
nariz y boca de mujer.
Con curvas
y pliegues
y suaves hondonadas
y me cavó por dentro,
me hizo un taller de seres humanos.
y pliegues
y suaves hondonadas
y me cavó por dentro,
me hizo un taller de seres humanos.
Tejió delicadamente mis nervios
y balanceó con cuidado
el número de mis hormonas.
Compuso mi sangre
y me inyectó con ella
para que irrigara
todo mi cuerpo; nacieron así las ideas,
los sueños,
el instinto.
y balanceó con cuidado
el número de mis hormonas.
Compuso mi sangre
y me inyectó con ella
para que irrigara
todo mi cuerpo; nacieron así las ideas,
los sueños,
el instinto.
Todo lo que creó suavemente
a martillazos de soplidos
y taladrazos de amor,
las mil y una cosas que me hacen mujer todos los días
por las que me levanto orgullosa
todas las mañanas
y bendigo mi sexo.
a martillazos de soplidos
y taladrazos de amor,
las mil y una cosas que me hacen mujer todos los días
por las que me levanto orgullosa
todas las mañanas
y bendigo mi sexo.
Este fue uno de los poemas que leyó la autora de poemarios
como “De la costilla de Eva”, “El ojo de la mujer” y de novelas como “La mujer
habitada”, “El pergamino de la seducción” y “El país de las mujeres” entre
otros; en las instalaciones de la Feria del libro, el domingo 30 de Marzo.
La escritora relató sus vivencias en una sociedad que
esperaba de ella una mujer tradicional. Y como las pistas que le dio su madre
influyeron para que ella entendiera que “ser mujer era lo más extraordinario
que le puede pasar a un ser humano”. Por
eso “cuando la poesía me llegó…fue una poesía celebratoria por ser mujer”, uno de sus poemas que aprehende ese sentido
es “Y Dios me hizo mujer”. Belli expresa que “las mujeres no podemos sentirnos víctimas, tenemos que
empezar a celebrar”.
Expuso que en su libro “El país de las mujeres” se exponen
temas como la concepción del poder “Muchas mujeres tenemos miedo de entrar al
poder porque nos podemos desnaturalizar como mujeres”, dijo. Por ello el “reto
es definir el poder desde el punto de vista de una mujer”. En los gobiernos
pasan muchos hombres: “gordos, borrachos, con muchas amantes, etc.”, ¿porque no
vamos a llegar las mujeres?. En síntesis lo esencial para lo debe servir el poder es para resolver “la
necesidad de ser feliz del ser humano” y esto “lo convierta en un poder
distinto” Promoviendo principios humanos como “la solidaridad, la ternura” y
que estos sean el eje de la política. Otro aspecto fundamental en su concepción
es que “el cuido de los niños debe ser compartido” entre mujeres y hombres.
En el conversatorio con escritoras y políticas, realizado en
el Museo de Antropología, la autora expuso que venía de una generación donde
hubo lucha pero que “no optamos por la violencia, pero se nos fueron cerrando
muchos espacios”. En relación a la lucha
de las mujeres, expresó que el feminismo debe hablar un lenguaje que lo entienda
todas y todos. Expresó que su última
novela tratará de la vejez, como se va envejeciendo y el cuidado que hay que
poner en eso. Gioconda Belli proyecta su intensidad humana, poética,
erótica y mágica cuando habla.
Escritora Gioconda Belli con poetas salvadoreñas: Silvia Elena Regalado, Silvia Ethel Matus y Aída Párraga 30 de Marzo Feria del Libro.
OCHO DE MARZO
Amanece con pelo largo el día curvo
de las
mujeres,
¡Qué poco es un solo día, hermanas,
qué poco, para que el mundo acumule flores frente a nuestras casas!
Desde la cuna donde nacimos hasta la tumba donde dormiremos
-toda la atropellada ruta de nuestras vidas-
deberían pavimentar de flores para celebrarnos
(que no nos hagan como a la Princesa Diana que no vio, ni oyó
las floridas avenidas postradas de pena de Londres)
Nosotras queremos ver y oler las flores.
Queremos flores de los que no se alegraron cuando nacimos hembras
en vez de machos,
Queremos flores de los que nos cortaron el clítoris
Y de los que nos vendaron los pies
Queremos flores de quienes no nos mandaron al colegio para que cuidáramos a los hermanos y ayudáramos en la cocina
Flores del que se metió en la cama de noche y nos tapó la boca para violarnos mientras nuestra madre dormía
Queremos flores del que nos pagó menos por el trabajo más pesado
Y del que nos despidió cuando se dio cuenta que estábamos embarazadas
Queremos flores del que nos condenó a muerte forzándonos a parir
a riesgo de nuestras vidas
Queremos flores del que se protege del mal pensamiento
obligándonos al velo y a cubrirnos el cuerpo
Del que nos prohíbe salir a la calle sin un hombre que nos escolte
Queremos flores de los que nos quemaron por brujas
Y nos encerraron por locas
Flores del que nos pega, del que se emborracha
Del que se bebe irredento el pago de la comida del mes
Queremos flores de las que intrigan y levantan falsos
Flores de las que se ensañan contra sus hijas, sus madres y sus nueras
Y albergan ponzoña en su corazón para las de su mismo género
Tantas flores serían necesarias para secar los húmedos pantanos
donde el agua de nuestros ojos se hace lodo;
arenas movedizas tragándonos y escupiéndonos,
de las que tenaces, una a una, tendremos que surgir.
Amanece con pelo largo el día curvo de las mujeres.
¡Qué poco es un solo día, hermanas,
qué poco, para que el mundo acumule flores frente a nuestras casas!
Desde la cuna donde nacimos hasta la tumba donde dormiremos
-toda la atropellada ruta de nuestras vidas-
deberían pavimentar de flores para celebrarnos
(que no nos hagan como a la Princesa Diana que no vio, ni oyó
las floridas avenidas postradas de pena de Londres)
Nosotras queremos ver y oler las flores.
Queremos flores de los que no se alegraron cuando nacimos hembras
en vez de machos,
Queremos flores de los que nos cortaron el clítoris
Y de los que nos vendaron los pies
Queremos flores de quienes no nos mandaron al colegio para que cuidáramos a los hermanos y ayudáramos en la cocina
Flores del que se metió en la cama de noche y nos tapó la boca para violarnos mientras nuestra madre dormía
Queremos flores del que nos pagó menos por el trabajo más pesado
Y del que nos despidió cuando se dio cuenta que estábamos embarazadas
Queremos flores del que nos condenó a muerte forzándonos a parir
a riesgo de nuestras vidas
Queremos flores del que se protege del mal pensamiento
obligándonos al velo y a cubrirnos el cuerpo
Del que nos prohíbe salir a la calle sin un hombre que nos escolte
Queremos flores de los que nos quemaron por brujas
Y nos encerraron por locas
Flores del que nos pega, del que se emborracha
Del que se bebe irredento el pago de la comida del mes
Queremos flores de las que intrigan y levantan falsos
Flores de las que se ensañan contra sus hijas, sus madres y sus nueras
Y albergan ponzoña en su corazón para las de su mismo género
Tantas flores serían necesarias para secar los húmedos pantanos
donde el agua de nuestros ojos se hace lodo;
arenas movedizas tragándonos y escupiéndonos,
de las que tenaces, una a una, tendremos que surgir.
Amanece con pelo largo el día curvo de las mujeres.
Queremos flores hoy. Cuánto nos
corresponde.
El jardín del que nos expulsaron.
El jardín del que nos expulsaron.
Gioconda
Belli.
Silvia Ethel Matus.
Poeta, socióloga y feminista.
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