sábado, 29 de noviembre de 2014

La Edad… ¿Y ahora qué hacemos?


La edad tiene significados diferentes para las personas. Muchas mujeres de niñas y adolescentes quisimos aparentar tener mas edad, para que no nos consideraran tontas o “pubertas”. De jóvenes no encontrábamos dificultad en decir la edad que teníamos, total los
veinte y cinco es una edad fabulosa. A los cuarenta, cuando nos preguntaron la edad contestamos ¿Y usted cuantos me calcula?. Al salirnos la primera cana, nos entra la histeria y mucho peor cuando nos recetan anteojos bifocales. A los cincuenta, los sesenta, la gente no nos pregunta la edad, la adivina, por ejemplo cuando nos dan el asiento en el bus. O cuando nos toman del brazo para cruzar la calle. Para las mujeres, la edad está determinada socialmente por su género, pues mientras la mujer que tiene canas es una “vieja” o “maitra”, un hombre con canas “es interesante”. Ni que decir de la censura que viven las mujeres cuarentonas o cincuentonas con amantes más jóvenes, ellas son “zorras”, mientras que los hombres con amantes jóvenes se les consideran “afortunados”, la discriminación es obvia.

Pero los años llegaron para quedarse: bien, mal o regularmente vividos, con pareja o sin ella, con hijos e hijas o sin estos. Asumir la edad que tenemos como un don, un regalo de la vida, o una tortura, pueden ser dos perspectivas. Si la asumimos como un regalo de la vida, la edad vivida y sus consecuencias (arrugas, canas, enfermedades, gordura, fatiga entre otras), nos parecerá menos tétrica. El diálogo con la edad es la temática de estos poemas míos, escritos en momentos de duda existencial, que los disfruten.


A ESTA EDAD

Mi cuerpo se derrumba
ante mi mirada
mitad asustada
mitad compasiva.
¿Que puedes decirle a este cuerpo?
Flor que parió
vivió sobresaltos
te sostuvo en las noches
de sal y desierto
de espesa rabia
que ha vivido también
carnavales,
primaveras de lujuria.

Dulce cuerpo
atado al calendario
ahora ajado y flácido.
Sos
mi cobijo
mi certeza
mi más allá
mi yo
mi dios.


IN SITU

Transito sobre fiebres y escombros
flores, semillas y abejorros
oteo el horizonte media sombra y media luz
soy única como estrella, guijarro o pólen
poblada de amores y razones
frenos y desenfrenos,
en esta edad de mujer madura
sin vergüenzas, cirugías u otros disimulos.
Guerrera fui, domadora del viento
ahora sin prisa, disfruto de la brisa
del rescoldo cálido de un abrazo
del tin tin de la lluvia y el rugido del trueno
de las voces amadas
del placer de seguir cabalgando en el tiempo
hasta llegar al penúltimo  escaño
y alegre, traspasarlo.

SIENTES

Sientes que dejaste atrás los miedos
más otros tras la sábana blanca aguardan:
a caerte
a comer demasiado
a excederte con vino
con azúcar o sexo
a subir escaleras
a mojarte con lluvia
a morir cuando duermes
a dormir cuando hablan
entonces te das cuenta
que la vejez ha llegado
y te acomodas a ella...
Sesentera o setentera
eres sobreviviente de nefastos dictadores
democracias sospechosas
malos maridos o pésimos amantes.
Ahora siéntete libre y gozosa
con hij*s o sin ell*s
con canas o con tinte
con ganas o desgano
y recuerda siempre para acompañarte
el canto de las viejas brujas:
"Viejo, viejo es el mar y también ruge
las galaxias centenarias y brillan en el espacio con sus luces
con sus luces

con sus luces".