La
edad tiene significados diferentes para las personas. Muchas mujeres de niñas y
adolescentes quisimos aparentar tener mas edad, para que no nos consideraran
tontas o “pubertas”. De jóvenes no encontrábamos dificultad en decir la edad
que teníamos, total los
veinte y cinco es una edad fabulosa. A los cuarenta,
cuando nos preguntaron la edad contestamos ¿Y usted cuantos me calcula?. Al
salirnos la primera cana, nos entra la histeria y mucho peor cuando nos recetan
anteojos bifocales. A los cincuenta, los sesenta, la gente no nos pregunta la
edad, la adivina, por ejemplo cuando nos dan el asiento en el bus. O cuando nos
toman del brazo para cruzar la calle. Para las mujeres, la edad está
determinada socialmente por su género, pues mientras la mujer que tiene canas
es una “vieja” o “maitra”, un hombre con canas “es interesante”. Ni que decir
de la censura que viven las mujeres cuarentonas o cincuentonas con amantes más
jóvenes, ellas son “zorras”, mientras que los hombres con amantes jóvenes se
les consideran “afortunados”, la discriminación es obvia.
Pero
los años llegaron para quedarse: bien, mal o regularmente vividos, con pareja o
sin ella, con hijos e hijas o sin estos. Asumir la edad que tenemos como un
don, un regalo de la vida, o una tortura, pueden ser dos perspectivas. Si la
asumimos como un regalo de la vida, la edad vivida y sus consecuencias
(arrugas, canas, enfermedades, gordura, fatiga entre otras), nos parecerá menos
tétrica. El diálogo con la edad es la temática de estos poemas míos, escritos
en momentos de duda existencial, que los disfruten.
A
ESTA EDAD
Mi
cuerpo se derrumba
ante
mi mirada
mitad
asustada
mitad
compasiva.
¿Que
puedes decirle a este cuerpo?
Flor
que parió
vivió
sobresaltos
te
sostuvo en las noches
de
sal y desierto
de
espesa rabia
que
ha vivido también
carnavales,
primaveras
de lujuria.
Dulce
cuerpo
atado
al calendario
ahora
ajado y flácido.
Sos
mi
cobijo
mi
certeza
mi
más allá
mi yo
mi
dios.
IN
SITU
Transito
sobre fiebres y escombros
flores,
semillas y abejorros
oteo
el horizonte media sombra y media luz
soy
única como estrella, guijarro o pólen
poblada
de amores y razones
frenos
y desenfrenos,
en
esta edad de mujer madura
sin
vergüenzas, cirugías u otros disimulos.
Guerrera
fui, domadora del viento
ahora
sin prisa, disfruto de la brisa
del
rescoldo cálido de un abrazo
del
tin tin de la lluvia y el rugido del trueno
de
las voces amadas
del
placer de seguir cabalgando en el tiempo
hasta
llegar al penúltimo escaño
y
alegre, traspasarlo.
SIENTES
Sientes
que dejaste atrás los miedos
más
otros tras la sábana blanca aguardan:
a
caerte
a
comer demasiado
a
excederte con vino
con
azúcar o sexo
a
subir escaleras
a
mojarte con lluvia
a
morir cuando duermes
a
dormir cuando hablan
entonces
te das cuenta
que
la vejez ha llegado
y te
acomodas a ella...
Sesentera
o setentera
eres
sobreviviente de nefastos dictadores
democracias
sospechosas
malos
maridos o pésimos amantes.
Ahora
siéntete libre y gozosa
con
hij*s o sin ell*s
con
canas o con tinte
con
ganas o desgano
y
recuerda siempre para acompañarte
el
canto de las viejas brujas:
"Viejo,
viejo es el mar y también ruge
las
galaxias centenarias y brillan en el espacio con sus luces
con
sus luces
con
sus luces".
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