Señales de alarma
ambiente de miedo
como ratones atrapados
en el laberinto
corremos
atropellamos
acumulamos
consumimos.
Los cuerpos rehenes
en recintos malolientes
los altoparlantes reproducen
desesperanza y sin sentido
la verdad en arresto domiciliar
calladamente la pobreria
se consume en el gris.
En la ciudad
silencio y quietud artificial
cultivada por el viejo/
renovado verde olivo.
Mas siempre la esperanza
ojos y oidos vigilantes
resistentes
que la rebeldía sueñe
que no acabe la dicha
que no claudique el deseo
que la maravilla exista.
A LA ORILLA DEL
ABISMO.
I.
Campana de silencio
que cubre las huellas vitales
los abrazos que no
serán
el beso que se
estrella contra el vacío
los museos y los
teatros yermos
los bares y su
murmullante humo
silenciados
y la bota y el
grillete
por el que debemos
estar agradecidos.
Fieras somos ahora
olfateando el
peligro en la llanura
alertas
devorando insomnios
musitando rezos
recordando la vida
postergada
los amores idos
lxs hijxs en su
transcurrir
la renuncia de los
sencillos apegos cotidianos
ralentizamos sueños
somos sombras
higienizadas con vapor de olvido
y el deja vú cuando
tropiezas con un tanque de guerra
II
¿En esta distopía
realizada hay una trampa?
¿Hemos regresado al
lugar donde se incubaban
cadenas silenciosas
y las
ceremonias del
deleite cotidiano
muchas veces las
unas sin el otro?.
¿Se trata de volver
al tiempo de las ancestras
recluidas mientras
el hombre proveía la caza?
Solo sé que manos
de mujeres
armadas de crayolas
y fantásticos relatos
sosiegan a las crías
besan con ternura
sus sienes
conjuran el
derrumbe...
mientras todo está
en pausa.
III
Incierta mi vida
ahora
solo pido que
recuerden que mi musa fue la vida
y la palabra mi
cómplice.
y no olviden los
nombres de las guerreras
con batas blancas o
delantales coloridos
detrás de
ordenadores
mostradores de
supermercados, de
alimentos ventas de
verduras y en boticas
Que los siglos
venideros revivan sus hazañas
cuando la especie
estuvo a la orilla del abismo
cuando soñábamos
con esperanza aires de primavera.
Silvia Ethel Matus Avelar Marzo-Abril 2020
Gracias querida amiga poeta. Tus palabras nos abrazan en la distancia.
ResponderEliminarGracias Silvia por tu poesía. Abrazo.
ResponderEliminarMarta Eugenia.
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