sábado, 29 de noviembre de 2014

La Edad… ¿Y ahora qué hacemos?


La edad tiene significados diferentes para las personas. Muchas mujeres de niñas y adolescentes quisimos aparentar tener mas edad, para que no nos consideraran tontas o “pubertas”. De jóvenes no encontrábamos dificultad en decir la edad que teníamos, total los
veinte y cinco es una edad fabulosa. A los cuarenta, cuando nos preguntaron la edad contestamos ¿Y usted cuantos me calcula?. Al salirnos la primera cana, nos entra la histeria y mucho peor cuando nos recetan anteojos bifocales. A los cincuenta, los sesenta, la gente no nos pregunta la edad, la adivina, por ejemplo cuando nos dan el asiento en el bus. O cuando nos toman del brazo para cruzar la calle. Para las mujeres, la edad está determinada socialmente por su género, pues mientras la mujer que tiene canas es una “vieja” o “maitra”, un hombre con canas “es interesante”. Ni que decir de la censura que viven las mujeres cuarentonas o cincuentonas con amantes más jóvenes, ellas son “zorras”, mientras que los hombres con amantes jóvenes se les consideran “afortunados”, la discriminación es obvia.

Pero los años llegaron para quedarse: bien, mal o regularmente vividos, con pareja o sin ella, con hijos e hijas o sin estos. Asumir la edad que tenemos como un don, un regalo de la vida, o una tortura, pueden ser dos perspectivas. Si la asumimos como un regalo de la vida, la edad vivida y sus consecuencias (arrugas, canas, enfermedades, gordura, fatiga entre otras), nos parecerá menos tétrica. El diálogo con la edad es la temática de estos poemas míos, escritos en momentos de duda existencial, que los disfruten.


A ESTA EDAD

Mi cuerpo se derrumba
ante mi mirada
mitad asustada
mitad compasiva.
¿Que puedes decirle a este cuerpo?
Flor que parió
vivió sobresaltos
te sostuvo en las noches
de sal y desierto
de espesa rabia
que ha vivido también
carnavales,
primaveras de lujuria.

Dulce cuerpo
atado al calendario
ahora ajado y flácido.
Sos
mi cobijo
mi certeza
mi más allá
mi yo
mi dios.


IN SITU

Transito sobre fiebres y escombros
flores, semillas y abejorros
oteo el horizonte media sombra y media luz
soy única como estrella, guijarro o pólen
poblada de amores y razones
frenos y desenfrenos,
en esta edad de mujer madura
sin vergüenzas, cirugías u otros disimulos.
Guerrera fui, domadora del viento
ahora sin prisa, disfruto de la brisa
del rescoldo cálido de un abrazo
del tin tin de la lluvia y el rugido del trueno
de las voces amadas
del placer de seguir cabalgando en el tiempo
hasta llegar al penúltimo  escaño
y alegre, traspasarlo.

SIENTES

Sientes que dejaste atrás los miedos
más otros tras la sábana blanca aguardan:
a caerte
a comer demasiado
a excederte con vino
con azúcar o sexo
a subir escaleras
a mojarte con lluvia
a morir cuando duermes
a dormir cuando hablan
entonces te das cuenta
que la vejez ha llegado
y te acomodas a ella...
Sesentera o setentera
eres sobreviviente de nefastos dictadores
democracias sospechosas
malos maridos o pésimos amantes.
Ahora siéntete libre y gozosa
con hij*s o sin ell*s
con canas o con tinte
con ganas o desgano
y recuerda siempre para acompañarte
el canto de las viejas brujas:
"Viejo, viejo es el mar y también ruge
las galaxias centenarias y brillan en el espacio con sus luces
con sus luces

con sus luces".

miércoles, 27 de agosto de 2014

Patriarcado, Buen vivir y Mujeres Indígenas

Patriarcado[1]

El Patriarcado existe, antes aún que la sociedad de clases. El Patriarcado fue traído desde España y Europa por los conquistadores de América Latina, y posiblemente se manifestaba también en la cultura pre-colombina. Fray Bernardino de Shagún en sus crónicas sobre la conquista de México, expresó que dos cosas le asombraban de las mujeres indígenas:
que si un hombre las maltrataba, lo echaban de la casa y conseguían otro, y que practicaban abortos.
Como concepto: el patriarcado es un imaginario “entendido como correlato representativo del sistema de prácticas que sustentan sus pactos”(de los hombres)  y que puede ser resumido en los siguientes “axiomas”
“1- Es “natural”, que se establezca una jerarquía entre varones y mujeres en la cual las mujeres aparecen como subordinadas.
2- Para mantener esa jerarquía, los varones deberán relacionarse entre si de determinada manera en orden a que la masculinidad se instituye como un sistema de prestigio.
3- Las mujeres funcionan como el objeto transaccional de los pactos que traman los varones de ese modo y que revisten modalidades muy diferentes.
4- Los varones, como lo designa Simone de Beauvoir en “El Segundo Sexo”, heterodesignan a “la Mujer” como “la Otra”…
5- En función del carácter “natural” de la jerarquía así establecida, el poder político que se adjudican los varones va con el poder patriarcal o facultad de acceso y de control  sobre las mujeres…”
A esto han llamado algunas autoras feministas “el contrato social patriarcal”.
6- Se heterodesigna (desde afuera) de manera universal a “la mujer”, a diferencia de “las mujeres”, que son diversas. La mujer como modo genérico de designación expresa “la idea de los varones acerca de cómo las mujeres deben ser, de qué modo ellas deberán encarnar lo que a ellos se les antoja como “femenino”. Es es una “feminidad normativa”, un estereotipo.
Aplicando estos axiomas a la realidad de las mujeres posterior a la conquista podemos hacer la siguiente lectura:

Antes de la conquista, “las mujeres americanas tenían sus propias organizaciones, sus esferas de actividad reconocidas socialmente y, si bien no eran iguales a los hombres, se las consideraba complementarias a ellos en cuanto a su contribución a la familia y la sociedad. Además de ser agricultoras, amas de casa y tejedoras y productoras de las coloridas prendas que eran utilizadas tanto en la vida cotidiana como durante las ceremonias, también eran alfareras, herboristas, curanderas y sacerdotisas al servicio de los dioses locales. En el sur de México, en la región de Oaxaca, estaban vinculadas a la producción de pulque-maguey”[2]

En la colonia, el hombre era el patriarca colonial, el dueño de la mujer, generalmente indígena, o española, de sus hijos bastardos, y del resto de indígenas de la encomienda o repartimentos y posteriormente en muchos lugares de Abya Yala, de mujeres y hombres esclavizados traídos desde Africa.
Las mujeres indígenas o no fueron utilizadas en las alianzas con otras familias españolas para acrecentar la fortuna y asegurar el linaje. Los hombres de las élites establecieron un pacto entre sí, mediante las mujeres.
Con la independencia de las provincias de América Latina del dominio de España que posteriormente se convirtieron en naciones, la suerte de los pueblos indígenas y afrodescendientes y de los mestizos pobres, no cambió para mejorar. En El Salvador, en 1833, el Indígena Anastacio Aquino se levanta en armas contra el gobierno nacional surgido de la independencia en 1821. Las demandas del Nonualco eran alrededor de la devolución de las tierras comunitarias, contenidas en el Decreto de Tepetitán el 16 de febrero, este también  regulaba con duras penas el homicidio, robo y vagancia, entre otros; además, tenía un apartado para la protección de las mujeres casadas o recogidas, una muestra de la sensibilidad del líder indígena.  

Las mujeres, en el liberalismo que gobernó la nación a partir dela independencia, tuvieron acceso a algunos privilegios antes considerados solo para los hombres, como fue la educación. Sin embargo esta era concebida para que la mujer pudiera “orientar y formar” a los nuevos ciudadanos y cristianos. El liberalismo si bien introdujo cambios en la institucionalidad del país, no se preocupó por la población indígena, pobre o afrodescendiente. De acuerdo a un sistema de jerarquía, se asignó a las mujeres el papel de formadoras y cuidadoras de la familia, mientras el hombre accedía al mundo público. Asi se van configurando dos géneros con características diferenciadas de acuerdo al imaginario masculino: la mujer para la casa, el mundo de los afectos, el cuidado de las y los hijos, la ternura, la sumisión y la sexualidad pasiva. El hombre al mundo de lo público, la razón, la conquista, la agresividad, la sexualidad activa y hasta violenta. Se establece una división sexual del trabajo: el hombre a lo público, la mujer a lo privado. La relaciones entre estos géneros: masculino y femenino están marcados por la asimetría y la desigualdad, estamos ante relaciones desiguales entre los géneros. La lucha por cambiar las relaciones desiguales entre los géneros ha sido una bandera central del feminismo[3] latinoamericano.
Este imaginario sobre los géneros y sus papeles ha sobrevivido hasta nuestros días, mismo que ha sido puesto en cuestión por las luchas feministas y de los movimientos de mujeres.

  El  Buen vivir en la lucha de las mujeres indígenas.
De acuerdo a los planteamientos formulados desde distintos movimientos indígenas del continente: Buen vivir significa[4]:
      Espacio comunitario, en donde existe reciprocidad, convivencia con la naturaleza, responsabilidad social, es decir “Buen vivir”.
      Nuevo modelo de vida con pretensión de alternativa frente a la concepción occidental, que va más allá de los indígenas y vale para todo el planeta.
      Convivencia comunitaria, igualdad social, equidad, reciprocidad, solidaridad, justicia y paz. Además relación armónica entre la humanidad y la madre tierra.
      Calendario ancestral y la importancia del sol y la luna, ética cósmica.
Muchos de estos principios son practicados por mujeres indígenas de Mesoamérica y el continente Americano. Sin embargo la realidad que como mujeres viven las han acercado, no sin polémica a los planteamientos de la lucha feminista por los derechos de las mujeres.

Las mujeres indígenas organizadas del estado de Guerrero, México han expuesto la necesidad de: “desde nuestra cosmovisión queremos reclamar los derechos de las mujeres”[5]. Parecerían ser dos cosmovisiones antitéticas el feminismo y la cosmovisión indígena, pero las indígenas las están uniendo. “Esto es lo que no queremos de nuestra cultura: que la mujer camine detrás del hombre, que nos casen a la fuerza, que no ganemos lo mismo, que nos maltraten, que no podamos decidir cuantos hijos tener”[6]. Es lo que dicen las mujeres en la Ley Revolucionaria de las mujeres zapatistas en Chiapas, México. Y agregan “queremos conservar nuestra forma de rezar, de vestir, de hablar, de curar…” En la declaración “Construyendo nuestra historia” del Encuentro Nacional de mujeres indígenas, celebrado en Oaxaca en 1997 se expresa lo siguiente[7]:
“Que las mujeres indígenas formamos parte importante en el desarrollo de nuestro pueblo y del país.
Que los derechos de las mujeres, y en particular de las mujeres indígenas no son reconocidos -por la Constitución-.
Que el derecho a la paridad y la equidad es parte de las exigencias que presentamos en la mesa de Derechos y Cultura indígenas, en San Andrés, Chiapas.

Que queremos cambiar el artículo 27 constitucional para que permita que las mujeres tengamos derecho a heredar la tierra”
Las mujeres indígenas están dando un enorme aporte al marco y concepto de los Derechos Humanos. Desde una situación compleja donde se intersectan: género, clase, etnia y raza.
Se trata pues de “poder hacer su vida”, la vida propia, individual y colectivamente, el Buen vivir.

La complementariedad, una polemica
Muchas feministas han sido críticas al concepto de complementariedad. Según la antropóloga feminista mexicana Sylvia Marcos, la dualidad si es parte de la cultura indígena, pero el término de complementariedad es un concepto que llega a la cosmovisión indígena desde el catolicismo, que interpretaba que los quehaceres de mujeres y hombres indígenas se complementaban, en esta complementariedad, el hombre indígena era el superior. El término fue asumido por la cultura indígena  Sin embargo, la autora cree que entre ese concepto católico y la práctica en la cultura indígena hay diferencias: “en el mundo indígena la complementariedad no se jerarquiza. No se trata de opuestos que se excluyen. Ni tampoco de opuestos que se acomodan jerárquicamente…En el mundo mesoamericano, la complementariedad no significa la de varón-mujer solamente…Es un complejo significado que interconecta a todos los seres de una manera muy mesoamericana, de una forma que nosotras podríamos llamar horizontal”.[8]
A pesar de las desavenencias y encuentros entre feminismo y cultura indígena, la esperanza de su diálogo se puede percibir en las palabras  de una mujer amuzga, indígena, de Guerrero, México, que expresaba: “La lucha de las mujeres indígenas no está peleada con la lucha de las mujeres feministas…va de la mano y va a la par porque hay temas que nos atraviesan la vida por ser mujeres”
Este es el fragmento de mi ensayo: EL BUEN VIVIR, MOVIMIENTO EMERGENTE ANTE LA GLOBALIZACION Y SU RELACION CON LOS DERECHOS DE LAS MUJERES. Presentado al diplomado Buen Vivir y epistemologia. UNES-UES.


[1] Amorós, Celia. “Mujeres e imaginarios de la globalización”. Homo Sapiens. España 2008. P. 218
[2] Federeci, Silvia. “Caliban y la bruja”. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria. Traficante de sueños. España. 2010. P. 305
[3] "El feminismo se apoya en el reconocimiento de las mujeres como grupo específico y sistemáticamente oprimido. Además de la afirmación de que las relaciones entre hombres y mujeres no están inscritas en la naturaleza, sostiene que la posibilidad política de su transformación existe: la vindicación nace de la contradicción entre el afirmar principios universales de igualdad por un lado, y la realidad de la desigualdad de poder, bienes, derechos y oportunidades entre mujeres y hombres". Luz Martínez y Rosa Escapa, autoras de “Guía para la participación social y política de las mujeres”.
[4] Vega, Lilian. Conferencia en el Diplomado Buen Vivir, Espistemología e investigación científica. 19-6-2014.
[5] Marcos, Sylvia. Mujeres, indígenas, rebeldes, zapatistas. Ediciones EON, San Cristobal Las Casas. México 2011. P. 104
[6] Marcos, Sylvia. Mujeres, indígenas, rebeldes, zapatistas. Ediciones EON, San Cristobal Las Casas. México 2011. P. 105
[7] Marcos, Sylvia. Mujeres, indígenas, rebeldes, zapatistas. Ediciones EON, San Cristobal Las Casas. México 2011. P. 110
[8] Marcos, Sylvia. Mujeres, indígenas, rebeldes, zapatistas. Ediciones EON, San Cristobal Las Casas. México 2011. P. 102

lunes, 14 de julio de 2014

POESIA PALESTINA, una voz estremecida

En homenaje al Pueblo Palestino y su lucha por sobrevivir. A sus niñas, niños, mujeres y hombres víctimas de los bombardeos israelíes.



MI CIUDAD ESTA TRISTE. FADWA TUQAN poeta palestina

El día en que conocimos la muerte y la traición,
se hizo atrás la marea,
las ventanas del cielo se cerraron,
y la ciudad contuvo sus alientos.
El día del repliegue de las olas; el día
en que la pasión abominable se destapara el rostro,
se redujo a cenizas la esperanza,
y mi triste ciudad se asfixió
al tragarse la pena.
Sin ecos y sin rastros,
los niños, las canciones, se perdieron.
Desnuda, con los pies ensangrentados,
la tristeza se arrastra en mi ciudad;
el silencio domina mi ciudad,
un silencio plantado como monte,
oscuro como noche;
un terrible silencio, que transporta
el peso de la muerte y la derrota.
¡Ay, mi triste ciudad enmudecida!
¿Pueden así quemarse los frutos y las mieses,
en tiempo de cosecha?
¡Doloroso final del recorrido!

LA NIÑA / EL GRITO. MAHMUD DARWISH. Poeta palestino


En la playa hay una niña, la niña tiene familia
Y la familia una casa.
La casa tiene dos ventanas y una puerta...
En el mar, un acorazado se divierte cazando a los que caminan
Por la playa: cuatro, cinco, siete
Caen sobre la arena. La niña se salva por poco,
Gracias a una mano de niebla,
Una mano no divina que la ayuda. Grita: ¡Padre!
¡Padre! Levántate, regresemos: el mar no es como nosotros.
El padre, amortajado sobre su sombra, a merced de lo invisible,
No responde.
Sangre en las palmeras, sangre en las nubes.
La lleva en volandas la voz más alta y más lejana de
La playa. Grita en la noche desierta.
No hay eco en el eco.
Convierte el grito eterno en noticia
Rápida que deja de ser noticia cuando
Los aviones regresan para bombardear una casa
Con dos ventanas y una puerta.

Ramala, agosto del 2006.


http://www.contrapunto.com.sv/opinion/tribuna/que-le-importa-palestina-a-el-salvador


viernes, 20 de junio de 2014

El arte, las mujeres y el feminismo

Creo que en la creación artística feminista hay de todo. Pero lo que es más grave es una ausencia interesada de las mujeres en antologías literarias, curadurías de pintura, muestras de teatro, etc.Los hombres entre ellos generalmente se reconocen su obra, la difunden, la ensalzan, por ejemplo cuando se habla del Boom literario de América Latina, solo se menciona a autores hombres. No se toma en cuenta a escritoras como Rosario Castellanos, Elena Poniatowska, Rosario Ferré, Elena Garro. Cuando las escritoras con vena feminista aparecen en el escenario desde fines de los 80's, como Isabel Allende, Gioconda Belli, Marcela Serrano, Laura Esquivel, los "críticos literarios", la etiquetan como "literatura light", para descalificarla, sin embargo en el fondo, es un apelativo para determinar lo hasta entonces no nombrado, la literatura de la otra, la mujer. Un anciano poeta cascarrabias, al ser preguntado por como escriben las mujeres poetas salvadoreñas dijo: "Hay poetas que escriben con el útero", para descalificar a las mujeres y su creación desde ellas mismas, sin cánones masculinos.
Muchas artistas jóvenes no se reconocen en una genealogía artística de mujeres, pues hay un sesgo en relación al arte de las mujeres, poco a poco se van descubriendo pioneras del teatro, de la pintura, de la literatura, etc. a partir del siglo XIX. El arte feminista se encuentra con ese escenario complejo y difícil de signo misógino, pero desde allí se crean hermosas obras. Hace poco las jóvenes teatreras de un proyecto financiado por FCAM, presentaron un monólogo muy rico llamado "Liberen a Barbie", el escenario es el cuarto de una niña con una cuna, desde donde la femineidad impuesta se rebela y se libera, los diálogos son de Eve Ensler, la autora de Monólogos de la vagina. Una dramaturga salvadoreña sensibilizada montó una obra en la que cuestiona lo masculino aprendido y lo desmitifica. Hay un sujeto emergente, las mujeres/las feministas, que contra todas las dificultades va visibilizando su propuesta y enriqueciendo las sociedades y lo humano con las mismas. 




Silvia Ethel Matus. Poeta, socióloga y feminista.

miércoles, 7 de mayo de 2014

Las mujeres: la valentía y el honor.

"Honor " y "valentía" son las consignas de la Fuerza Armada Salvadoreña. Me he puesto a pensar y hay miles de ejemplo de valentía no viril de parte de las mujeres: En la literatura tenemos a Antígona en Grecia que desafía al rey de Tebas, Creonte, al enterrar el cuerpo de su hermano Polinices, que estaba condenado a ser devorado por las fieras. Siempre en la literatura, Lisístrata promueve una huelga sexual de las mujeres en Atenas para conseguir la paz entre los ejércitos. Valientes las mujeres, madres y abuelas de plaza de Mayo en Argentina, las Co-Madres y otras luchadoras por los pres*s y desaparecid*s políticos en El Salvador. Valientes las mujeres que lucharon contra las dictaduras de los 40's, 50´s, 60's, 70's y 80's en nuestro país. Valientes las mujeres que lucharon por el derecho al voto, incluida nuestra Prudencia Ayala en 1930. Valientes las mujeres que gritaron que tenían derechos por primera vez. Valientes las brujas quemadas en la hoguera por su sabiduría, valientes las que enfrentaron y sobrevivieron al holocausto. Valientes quienes confrontaron y confrontan el racismo. Valientes las mujeres que luchan cada día por tener una vida digna para ellas y sus familias, valientes las que emprenden carreras, negocios, obras,
amores y amantes.
El honor viril es otra historia, por la que generalmente las mujeres somos las sacrificadas, como en los "crímenes de honra" o "de honor" , feminicidios avalados por las culturas patriarcales en muchos países, incluyendo el nuestro

martes, 1 de abril de 2014

GIOCONDA BELLI, ESCRITORA EXTRAORDINARIA EN UN SIGLO DE LUCES Y SOMBRAS

Y DIOS ME HIZO MUJER

Y Dios me hizo mujer,
de pelo largo,
ojos,
nariz y boca de mujer.
Con cur­vas
y plie­gues
y sua­ves hon­do­na­das
y me cavó por den­tro,
me hizo un taller de seres huma­nos.http://www.aldeatierra.org/wp-includes/js/tinymce/plugins/wordpress/img/trans.gif
Tejió deli­ca­da­mente mis ner­vios
y balan­ceó con cui­dado
el número de mis hor­mo­nas.
Com­puso mi san­gre
y me inyectó con ella
para que irri­gara
todo mi cuerpo; nacie­ron así las ideas,
los sue­ños,
el instinto.

Todo lo que creó sua­ve­mente
a mar­ti­lla­zos de sopli­dos
y tala­dra­zos de amor,
las mil y una cosas que me hacen mujer todos los días
por las que me levanto orgu­llosa
todas las maña­nas
y ben­digo mi sexo.

Este fue uno de los poemas que leyó la autora de poemarios como “De la costilla de Eva”, “El ojo de la mujer” y de novelas como “La mujer habitada”, “El pergamino de la seducción” y “El país de las mujeres” entre otros; en las instalaciones de la Feria del libro, el domingo 30 de Marzo.
La escritora relató sus vivencias en una sociedad que esperaba de ella una mujer tradicional. Y como las pistas que le dio su madre influyeron para que ella entendiera que “ser mujer era lo más extraordinario que le puede pasar a un ser humano”.  Por eso “cuando la poesía me llegó…fue una poesía celebratoria por ser mujer”,  uno de sus poemas que aprehende ese sentido es “Y Dios me hizo mujer”. Belli expresa que “las mujeres no  podemos sentirnos víctimas, tenemos que empezar a celebrar”.
Expuso que en su libro “El país de las mujeres” se exponen temas como la concepción del poder “Muchas mujeres tenemos miedo de entrar al poder porque nos podemos desnaturalizar como mujeres”, dijo. Por ello el “reto es definir el poder desde el punto de vista de una mujer”. En los gobiernos pasan muchos hombres: “gordos, borrachos, con muchas amantes, etc.”, ¿porque no vamos a llegar las mujeres?. En síntesis lo esencial para lo  debe servir el poder es para resolver “la necesidad de ser feliz del ser humano” y esto “lo convierta en un poder distinto” Promoviendo principios humanos como “la solidaridad, la ternura” y que estos sean el eje de la política. Otro aspecto fundamental en su concepción es que “el cuido de los niños debe ser compartido” entre mujeres y hombres.
En el conversatorio con escritoras y políticas, realizado en el Museo de Antropología, la autora expuso que venía de una generación donde hubo lucha pero que “no optamos por la violencia, pero se nos fueron cerrando muchos espacios”.  En relación a la lucha de las mujeres, expresó que el feminismo debe hablar un lenguaje que lo entienda todas y todos.  Expresó que su última novela tratará de la vejez, como se va envejeciendo y el cuidado que hay que poner en eso. Gioconda Belli proyecta su intensidad humana, poética, erótica y mágica cuando habla.
 
Escritora Gioconda Belli con poetas salvadoreñas: Silvia Elena Regalado, Silvia Ethel Matus y Aída Párraga 30 de Marzo Feria del Libro. 

OCHO DE MARZO 

Amanece con pelo largo el día curvo de las 
mujeres,
¡Qué poco es un solo día, hermanas,
qué poco, para que el mundo acumule flores frente a nuestras casas!
Desde la cuna donde nacimos hasta la tumba donde dormiremos
-toda la atropellada ruta de nuestras vidas-
deberían pavimentar de flores para celebrarnos
(que no nos hagan como a la Princesa Diana que no vio, ni oyó
las floridas avenidas postradas de pena de Londres)
Nosotras queremos ver y oler las flores.

Queremos flores de los que no se alegraron cuando nacimos hembras
en vez de machos,
Queremos flores de los que nos cortaron el clítoris
Y de los que nos vendaron los pies
Queremos flores de quienes no nos mandaron al colegio para que cuidáramos a los hermanos y ayudáramos en la cocina
Flores del que se metió en la cama de noche y nos tapó la boca para violarnos mientras nuestra madre dormía
Queremos flores del que nos pagó menos por el trabajo más pesado
Y del que nos despidió cuando se dio cuenta que estábamos embarazadas
Queremos flores del que nos condenó a muerte forzándonos a parir
a riesgo de nuestras vidas
Queremos flores del que se protege del mal pensamiento
obligándonos al velo y a cubrirnos el cuerpo
Del que nos prohíbe salir a la calle sin un hombre que nos escolte
Queremos flores de los que nos quemaron por brujas
Y nos encerraron por locas
Flores del que nos pega, del que se emborracha
Del que se bebe irredento el pago de la comida del mes
Queremos flores de las que intrigan y levantan falsos
Flores de las que se ensañan contra sus hijas, sus madres y sus nueras
Y albergan ponzoña en su corazón para las de su mismo género

Tantas flores serían necesarias para secar los húmedos pantanos
donde el agua de nuestros ojos se hace lodo;
arenas movedizas tragándonos y escupiéndonos,
de las que tenaces, una a una, tendremos que surgir.

Amanece con pelo largo el día curvo de las mujeres.
Queremos flores hoy. Cuánto nos corresponde.
El jardín del que nos expulsaron.

Gioconda Belli.



Silvia Ethel Matus. Poeta, socióloga y feminista.



jueves, 20 de marzo de 2014

Silvia Ethel Matus: Cuentos y microrrelatos

Antes de terminar el mes de Marzo, quiero compartir con ustedes algunos cuentos y microrrelatos mios y publicados en el Suplemento Cultural 3000, del Diario Co-Latino de El Salvador. Son historias que me fueron contadas por mujeres a quienes les pedí permiso de traducirlas a narrativa. Espero sean de su agrado..


AMO LAS IGLESIAS

Amo las iglesias, especialmente sus campanarios. Tenía 11 años, cuando Tenchi y yo subimos al campanario de la capilla que estaba en el internado de la Protectora de Menores. Tenchi tenía 13, era lista y peleonera, yo la admiraba por eso. Ella era mi mejor amiga, compartíamos en el recreo, comíamos juntas, jugábamos juntas. El día que subimos al campanario era un miércoles. Llegamos temprano antes de la misa a la capilla católica para escaparnos de la vigilancia del sargento Cornejo, que nos tenía ojeriza. Tenchi iba adelante y me llevaba de la mano. Yo tenía un poco de miedo de que nos vieran subir a ese lugar sagrado. Nos sentamos bajo una hermosa campana de bronce. Hablábamos suave para no ser escuchadas y nos reíamos de nuestra audacia. Inesperadamente Tenchi me abrazó fuerte, yo comencé a reírme. Luego me besó en la boca y sentí como una electricidad pero suave y mis labios temblaron. Me tocó los pechos que apenas estaban apareciendo, yo sentía cosquillas. Me levantó la falda con delicadeza, tocó mi pubis. Asustada la miré y ella sonrió. Después todos los miércoles, cuando tocaban las campanas para ir a misa, mi cuerpo se alegraba. Desde entonces amo las iglesias, especialmente sus campanarios.

GRUPO DE TESIS
Formaron el grupo de trabajo para la tesis. Eran tres, al principio. Pero en el transcurso del tiempo quedaron los dos. Ella trabajando en el día y estudiando en la noche. El estudiante a tiempo completo. Ella menudita y alegre. El serio, grande y fortachón con unos ojos verdes intensos. Era el genio del grupo de todos los graduandos, el más brillante. Si alguien tenía una duda, antes de consultarle a algún maestro o maestra, le consultaba a él.
Trabajaban hasta altas horas de la noche en la tesis. Hablaban de sus vidas, ella excombatiente guerrillera, el de talante democrático. Presentaron su proyecto de tesis, que fue aprobado. Para celebrar, ella preparó una cena de espaguetis con carne a la boloñesa, ensalada griega y una botella de vino. Hablaban y escuchaban música. El tocó su pie debajo de la mesa. Ella lo retrajo inmediatamente, azorada. Continuaron hablando como si nada. Terminaron la cena. Y lavando los platos, el rozó su brazo, ella no se inmutó. El se acercó por detrás a ella. Ella sintió su mástil elevado. El la abrazó con fuerza. Ella se volteó y le dio un beso intenso en los labios. El se agachó y la besó con pasión retenida. Ella no se negó. Y terminaron haciéndose el amor en el sofá maltratado. El dijo: Tú eres mi primavera. Ella no halló que decir, solo rio con alegría profunda y le dio un beso en la boca, le tomó las manos y las colocó en su corazón que galopaba cual yegua desbocada. Los dos hablaron hasta que el amanecer los adormeció con su frescor.
Tres meses después, estaban elaborando el 3er. Capítulo de la tesis. El se sintió mal, estaba pálido. Ella preguntó: Que te pasa. El dijo: ya me va a pasar y se acostó en el sofá. Ella le llevó un cojín y le preparó un té de manzanilla. El lo tomó y lo vomitó después violentamente y cayó al suelo inconsciente. Ella se alarmó. Asustada llamó a su amiga para pedirle que llegara pronto. Al verlo inconsciente, ella le aconsejó: Llevémoslo al Hospital. Llegó personal médico de urgencias y al ver la gravedad del cuadro, un médico ingresó al paciente. Tres días pasó ella en el Hospital. Una médica se conmovió al verla día y noche en el lugar, a veces leyendo a veces rezando. Ella le dijo: Es grave, es un aneurisma lo que tiene, es congénito, posiblemente él los sabía.
Desolada regresó del cementerio, junto a la madre de su amado había llorado como un bebé atormentado.
Intentó retomar su vida. Continuó su trabajo. La tesis esperaba. No tenía ánimos de continuarla. Echaba a llorar, cada vez que abría el archivo en la computadora. El verano llegó con sus corteses blancos, sus veraneras y campanillas coloreando el campo. Ella sintió un leve mareo en su trabajo. Se sentó. La menstruación no la había visitado por tres meses. Su sospecha se hizo certeza, esperaba una criatura. Llamó a su amiga, le contó de su romance, de su dolor, de sus recuerdos y de que estaba embarazada.  Ella le preguntó  Y si es niño ¿Como se va a llamar?. Ella respondió Marcos. ¿Y si es niña como le pondrás? ¿Lorena?. No, le dijo se llamará Primavera.

MARINITA: LA NIÑA POESEIDA
Viajaron a Guatemala, una ciudad enorme, donde mamá y papá coincidieron en acudir para librarla del maleficio. El chamán le escupía algo como alcohol en la cara, los brazos y el cuerpo y con una rama de ruda, la azotaba suavemente para dejarla limpia, la niña estaba poseída.
Todo comenzó, cuando la abuela Leocadia enfermó gravemente y su dolencia la hizo postrarse por meses en la cama. Para que las visitas estuvieran cómodas al visitarla, el catre de la abuela lo trasladaron del cuarto, al centro del pasillo interno de la casa rural. La cama estaba al pie de un mueble donde estaban colocados San Judas, San Antonio, La virgen María y el niño Jesús, San Alejo, Santa Lucía, San Cristóbal, Santa Agatha, San Malaquías, Jesús en el huerto, todos acompañados de velas, todos invocados por sus poderes para curar los ojos, para preservar al caminante, para el buen amor, para conseguir los imposibles, en fin para alcanzar lo que los humanos con sus medios limitados no podían conseguir.
Un día por la mañana, todos los santos habían desaparecido del mueble y aparecido en el suelo y todas las velas que les acompañaban habían sido apagadas. Los ocupantes de la casa se extrañaron ante tan grave suceso, especularon si ese hecho significaba un daño o algo contra la salud y la vida de Leocadia, la enferma. Colocaron nuevamente los santos en sus lugares en el mueble y encendieron las correspondientes velas. Al día siguiente por la mañana nuevamente todos los santos estaban en el suelo y las velas habían sido apagadas. Los familiares de Leocadia, se pusieron en estado de alerta, dijeron que quien fuera que cometiera ese sacrilegio, ya fuera vivo o muerto debían sorprenderlo con las manos en la masa, y esa noche no durmieron velando cada movimiento que se produjera en aquel caserón.
Marinita se levantó envuelta en su camisón blanco, caminó unos pasos, abrió la puerta de su cuarto, caminó sobre el pasillo hasta llegar a la cama de la abuela Leocadia, se plantó frente a ella y le tocó los pies, la vieja no se movió. Luego se acercó al mueble que contenía el santoral y bajó uno a uno los santos, apagó las velas y volvió a su cuarto, seguida por Micaela, su prima, que atisbaba todos sus pasos, Marinita con sus diez años hacía todo esto dormida.
Al día siguiente Micaela informó a todos, en la mesa del comedor, que Marinita era quien bajaba los santos de sus lugares y los colocaba en el suelo y que apagaba las velas. El revuelo fue grandísimo, solo un poseído podía hacer semejante irreverencia, o querer causarle daño a Leocadia con esto, por esas razones a la niña la encerraron en su cuarto. Cerraron sus ventanas con tablones de madera, la pusieron en el centro de un círculo y rezaron el rosario. Llamaron al cura de la parroquia para que le practicara un exorcismo, pero él se excusó, pensando que tales cosas eran de viejas histéricas. Así Marinita pasó varios meses acosada y hostilizada por su familia, apenas le daban de comer y encerrada se preguntaba que había hecho para merecer semejante castigo.
Un día Leopoldo, padre de Marinita, le dijo a Fulgencia su mujer, que había oído hablar de que en Guatemala expulsaban demonios, curaban la lepra, la epilepsia, los sofocos y el mal de amores. Así que como quería mucho a su hija, pensó que un curandero acabaría con la posesión y se puso en marcha a la distante ciudad.
La limpia terminó, el chamán cobró 200 quetzales, que Leopoldo no regateó. A la salida del mercado compraron canillitas, caramelos hechos de leche y azúcar, y se los dieron a Marinita. La niña los comió con muchas ganas y pensó que había terminado su calvario, y así fue como la pesadilla terminó.

LAS HIERBAS DE LA ABUELA
Mi abuela cuando se había tomado su Regia me decía:  -“Hay gente mala que no lo quiere a uno en este pueblo”-. Yo era una niña y no entendía por qué a mi abuela, que era linda, alegre y bondadosa con la gente, podía no quererla alguien. Abuela era gruesa y fuerte de cabellera entre cana y una cara hermosa y siempre colorada.
 –Haceme caballito abuela- le decía y mi abuela  me sentaba en su pierna cruzada y  me balanceaba hacia adelante y hacia atrás.  Yo siempre le pedía más y más rápido y mi abuela  quedaba con la pierna entumecida de balancearla hacia adelante y hacia atrás con el peso de una niña de cinco años. Cuando crecí, abuela me dijo que yo iba a ser una mujercita, que entre las piernas me saldría sangre, pero que no era por que estuviera enferma, sino que el cuerpo se preparaba por si yo algún día quería ser mamá. A mí me dio mucho susto y yo le dije que no quería ser una mujercita, que no quería ser mamá, que siempre quería estar chiquita y que ella me hiciera caballito.
Abuela tenía un cuarto lleno de flores secas, hierbas, semillas, cortezas de árbol, en las que cada manojo tenía en un pedacito de cartón amarrado con una cuerda, el nombre de la hierba , semilla o corteza de árbol y para que servía. Mucha gente la visitaba para curarse enfermedades. Ella les recetaba yerbas, aguas y otros mejunjes y les cobraba a veces y a veces no, dependiendo de cómo iba  vestida la persona. A veces como pago le llevaban gallinas, guajolotes, cabras, hasta ovejas. Por eso el patio de la abuela era como un pequeño zoológico.
Cuando tenía doce años y yo estaba en casa de mi abuela, una señora vino a visitarla. Llevaba una cara angustiada. Abuela la hizo pasar al cuarto donde daba consultas. Al rato me llamó y me dijo:  –Traeme del cuarto de los montes: semillas de aguacate, orégano, clavo y verbena- . Como yo iba a la escuela podía leer los nombres de las yerbas en los cartoncitos, y se las llevé.

 La abuela dejó a la señora acostada en un catre que tenía en el cuarto de consultas y se fue a la cocina. En una olla coció aquellas plantas y semillas. Cuando el cocimiento se enfrió, abuela lo vertió en un huacal grande de morro y se lo llevó a la señora para que se lo tomara. La señora hizo un puchero cuando lo probó, pero continuó tomándoselo hasta terminarlo. Yo las veía desde fuera del cuarto. La señora se acostó. Al poco tiempo se sentó y cruzaba sus brazos sobre el vientre. La abuela le pasaba un paño húmedo sobre la cara. Más tarde, la mujer dio un grito y de entre sus piernas salió un líquido oscuro y algo como gelatina. La abuela lo limpió con periódicos  y me llamó para que le llevara el trapeador. Al anochecer la mujer salió de la casa, pero su cara ya no era de angustia, sino de tranquilidad. Yo de metiche me acerqué a la Abuela y le pregunté -¿Qué tenía la señora?-
 -Un problema- me contestó.
–Ah- dije.
– Si, algo que no debía de nacer- dijo casi en un susurro.
Me quedé callada, un poco confundida. Entonces comprendí el significado de lo que decía mi abuela con sus cervezas adentro: -“Hay gente mala que no lo quiere a uno en este pueblo”- . Y seguí sin entender por qué a mi abuela, que era linda, alegre y bondadosa con la gente, podía no quererla alguien.

Silvia Ethel Matus. Poeta, feminista y socióloga







domingo, 9 de febrero de 2014

LA NOVELA LESBICA: Una desconocida

¿Existen novelistas lésbicas?. ¿Por que son tan poco conocidas?. Existen varias razones, algunas son  porque existiendo publicaciones de autoras lesbianas en otros países, no siempre son traducidas al español.  Si son de America Latina, las editoriales en las que publican estas autoras, son "alternativas", no son las grandes casas editoriales como "Planeta", "Alfaguara", o "Diana", entre otras. La novela lésbica es  de culto, pues rompen los cánones de la relación o el amor heterosexual. Son las mismas lesbianas, las que se encargan de difundirlas, circularlas y comentarlas. ¿Quienes son estas autoras?. ¿De donde son?. ¿Es posible conseguir sus novelas?. Aqui presentamos a algunas autoras y una reseña de sus novelas recogidas de otros espacios. En algunos de ellos, es posible comprar on line su novela. Al final un link con referencias a novelas lésbicas. ¡Atención!.


AMORA. Rosamaría Roffiel. México.

"Esta primera novela de Rosamaría Roffiel está dirigida a las feministas y las lesbianas que buscan encontrarse en algún personaje o identificarse con cierta reflexión. A través de divertidos diálogos, la autora comparte lo hermosas que llegan a ser las relaciones entre amigas solidarias, porque ‘Amora’ no sólo habla del amor sexual que algunas mujeres sienten por otras. Habla también de desamor, de veladas románticas y atardeceres lluviosos, de noches de viernes solitarias, de trabajo feminista, de vida de mujer en la ciudad. Pero es, por encima de toda otra cosa un pedazo más de la lucha por reivindicar el derecho ‘a nuestras propias reglas y nuestras propias formas de relacionarnos". http://www.entrelectores.com/libro/22996.amora-rosamaria-roffiel/

ESPEJO DE TRES CUERPOS. Odette Alonso. México-Cuba


"Espejo de tres cuerpos es una novela con ribetes benaventianos en la que el triángulo imposible, el más prohibido de todos, se forma ante los ojos del lector. Pero si desde sus inicios la relación resulta complicada, el hecho de que todas las protagonistas sean mujeres vuelve aun más suculento este ajiaco literario. Ajiaco, sí, porque aunque la trama tiene lugar en México, la gracia caribeña de la autora asoma entre las páginas con un guiñito cómplice... La manera en que se enlazan y desenlazan los tres cuerpos reflejados en este espejo construido de palabras en lugar de azogue revela la maestría de Odette Alonso, capaz de trazar retratos auténticos y vívidos con cuatro pinceladas.

Berenice, juvenil y desprejuiciada, tiene algo de sirena y de afrodita. Ante su embrujo femenil caen Ángeles, la al principio estirada profesora... y algunas chicas más. La obra comienza con el protagonismo de Ángeles, pero no se limita a describir el tránsito de la madre-divorciada-y-un-poco-reprimida a la amante apasionada que llega a desbocarse con Berenice en un sofá. Hay mucho más que eso. Espejo de tres cuerpos contiene una propuesta y un sinfín de preguntas. ¿Qué se hace cuando el amor (no importa el rostro... o el sexo con que se aparezca) llama a la puerta? ¿Se le franquea la entrada? Y lo más importante, ¿cómo arreglar la vida cuando el amor decide huir?
-Teresa Dovalpage, finalista del premio Herralde de Novela
Odette Alonso avasalla radicalmente los tabúes: no sólo aborda con perturbadora llaneza una historia de amor entre mujeres, sino que plantea las posibilidades de una condición “heteroflexible” y de que la maternidad no necesariamente es una bendición.
-Eve Gil, La Trenza de Sor Juana
Simplemente excelente, por lo aportativa y rompedora, además de la excelencia de la prosa desde una apariencia de sencillez rotunda. Es una novela que esperaba, novela necesaria.
-Amir Valle, Otro Lunes
Hay en esta novela, hilada de verso en verso, una aguja quemante. Un saber decir que provoca, que mantiene la tensión emocional y sexual en niveles que muy pocas novelas pornográficas, en su obsesión por lo gratuito, han conseguido.
-Mabel Cuesta, Banard Collage, Nueva York
El café humeante, constante en la mayoría de los escenarios, se convierte en un símil del sentimiento que crece sin control en el interior de las dos mujeres. Las manos, los labios y las piernas se vuelven brasas.


-Nancy Betán Santana, Cimac"
http://quimeraeds.blogspot.com/2010/11/espejo-de-tres-cuerpos-odette-alonso.html



En este enlace puedes encontrar información de otros títulos, por cierto, algunos están en librerías locales.
http://anodis.com/nota/19315.asp